Imagen tomada de http://slayertxu.wordpress.com/2014/02/01/baile-de-mascaras/
Nos encontramos ante una gran barrera cultural que nos aleja de la responsabilidad de hacer duelos, pues nuestra cultura occidental tiene su mirada puesta en aspectos más “prácticos y tangibles”.
El tema de enfrentar el dolor pasa a un segundo plano para darle paso a la vida cotidiana sin antes hacerse cargo de las secuelas que el impacto de una gran pérdida genera a nivel físico, emocional, familiar, social, laboral y espiritual.
Un caso puntual que nos ilustra al respecto, es ver como instituciones privadas y del estado brindan en algunas ocasiones ayudas a quienes han vivido tragedias ocasionadas por fenómenos naturales, o son víctimas de conflictos; estas familias reciben reparación económica o sus casas son reconstruidas, pero la ayuda psicológica a la que tienen acceso no es la suficiente o adecuada para que estas casas puedan ser habitadas de nuevo por familias funcionales y seres humanos con buena salud mental, física y emocional.
Es común también ver que en nuestra sociedad las personas dejen pasar de largo los efectos que causan las pérdidas, dejando a un lado toda emoción contractiva para continuar de manera disfuncional el camino de la vida. Todas aquellas emociones que quedaron guardadas, terminan cobrando factura a través del tiempo, desencadenando situaciones que finalmente se salen de control: divorcios, enfermedades físicas, alcoholismo, drogadicción y hasta suicidio.
Pretender tener una buena salud mental, física y emocional, sin antes resolver sentimientos de culpa, resentimiento, apego, negación, miedos, etc, es casi imposible. Un buen porcentaje de las visitas al nivel primario de salud, tienen que ver con este tipo de emociones guardadas por meses o por años y, al pasar el tiempo y cruzarse con otras nuevas situaciones difíciles, se convierten en grandes detonadores de enfermedades físicas y psicológicas, a veces de manera arrasadora.
Hoy otras culturas permanecen firmes y rigurosas ante los rituales fúnebres, dándoles la importancia que la situación a merita. Mientras que el modernismo que absorbe a nuestra cultura occidental, ha llegado a tal punto de “no conexión con el dolor”, lo cual ha incitado a las familias a abolir los funerales, limitando el ritual a una ceremonia religiosa y así cerrando espacios de confrontación, comunicación y expresión de sentimientos que son válidos y muy necesarios para iniciar un proceso de duelo.
By: Luz Beatriz Múnera Arango - Especialista en duelo. Fundadora de la Fundación Libélula y Fundación Lazos, capítulo Medellín
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