EL CAMINO SIN TI

Este espacio es creado amorosamente para transmitir mi experiencia de vida y lo que he crecido a raíz de la muerte de mi hijo Alejandro.

"Lo importante no es lo que la vida te hace, sino lo que tu haces con lo que la vida te hace". Edgar Jackson.

Nuestra cultura frente a los duelos

Nos encontramos ante una gran barrera cultural que nos aleja de la responsabilidad de hacer duelos, pues nuestra cultura occidental tiene su mirada puesta en aspectos más “prácticos y tangibles”.  
El tema de enfrentar el dolor pasa a un segundo plano para darle paso a la vida cotidiana sin antes hacerse cargo de las secuelas que el impacto de una gran pérdida genera a nivel físico, emocional, familiar, social, laboral y espiritual.
Un caso puntual que nos ilustra al respecto, es ver como instituciones privadas y del estado brindan en algunas ocasiones ayudas a quienes han vivido tragedias ocasionadas por fenómenos naturales, o son víctimas de conflictos; estas familias reciben reparación económica o sus casas son reconstruidas, pero la ayuda psicológica a la que tienen acceso no es la suficiente o adecuada para que estas casas puedan ser habitadas de nuevo por familias funcionales y seres humanos con buena salud mental, física y emocional.   
Es común también ver que en nuestra sociedad  las personas dejen pasar de largo los efectos que causan las pérdidas, dejando a un lado toda emoción contractiva para continuar de manera disfuncional el camino de la vida. Todas aquellas emociones que quedaron guardadas, terminan cobrando factura a través del tiempo, desencadenando situaciones que finalmente se salen de control: divorcios, enfermedades físicas, alcoholismo, drogadicción y hasta suicidio.
Pretender tener una buena salud mental, física y emocional, sin antes resolver sentimientos de culpa, resentimiento, apego, negación, miedos, etc, es casi imposible. Un buen porcentaje de las visitas al nivel primario de salud, tienen que ver con este tipo de emociones guardadas por meses o por años y,  al  pasar el tiempo y cruzarse con otras nuevas situaciones difíciles, se convierten en  grandes detonadores de enfermedades físicas y psicológicas, a veces de manera arrasadora.
Hoy otras culturas permanecen firmes y rigurosas ante los rituales fúnebres, dándoles la importancia que la situación a merita. Mientras que el modernismo que absorbe a nuestra cultura occidental, ha llegado a tal punto de “no conexión con el dolor”, lo cual ha incitado  a las familias a abolir los funerales, limitando el ritual a una ceremonia religiosa y así cerrando espacios de confrontación, comunicación y  expresión  de sentimientos que son válidos y muy necesarios para iniciar un proceso de duelo.
By: Luz Beatriz Múnera Arango - Especialista en  duelo. Fundadora de la Fundación  Libélula y Fundación Lazos, capítulo Medellín

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