EL CAMINO SIN TI

Este espacio es creado amorosamente para transmitir mi experiencia de vida y lo que he crecido a raíz de la muerte de mi hijo Alejandro.

"Lo importante no es lo que la vida te hace, sino lo que tu haces con lo que la vida te hace". Edgar Jackson.

¿Por qué hacer duelos?, ¿cómo superar pérdidas?

Ante la pregunta de Por qué hacer duelos, es posible que suene  extraño responder que el duelo es un proceso renovador, es una oportunidad para reinventarse y aprender.  Cuando nos vemos enfrentados a una pérdida significativa, se afecta el normal funcionamiento de los diferentes pilares que nos sostienen en la vida, es  nuestra responsabilidad entonces aprender a superar las pérdidas; es nuestro deber hacernos cargo.
Lamentablemente no contamos con la información suficiente para identificar esta situación, desde el desconocimiento es totalmente ignorada, pretendiendo de esta manera continuar la vida pensando que el tiempo todo lo cura y con una gran cantidad de situaciones por resolver.  
El impacto de una gran pérdida (la muerte de un ser querido, una separación afectiva, una pérdida económica o laboral, etc.),  deja fuera del lugar habitual muchos aspectos de la vida, la tarea es ubicarlos de nuevo desde una perspectiva más madura y consiente, por eso hablamos del duelo como un proceso renovador. A continuación se explicará los pilares y de qué manera se afectan:
El primer pilar, es nuestra parte física;   cuando nos enfrentamos a una gran pérdida es natural que todo duela,  el normal funcionamiento del organismo se altera, los niveles de las sustancias químicas que determinan el estado anímico se disminuyen poniéndonos en un lugar de total vulnerabilidad y exponiéndonos a ser medicados innecesariamente. Somos responsables de nuestros pensamientos, y estos regulan todo nuestro cuerpo. Para evitar ser medicados es necesario enfrentar la pérdida,  es tener muy clara la importancia del porque hacer duelos .
El segundo pilar  es el emocional; aparecen emociones contractivas que se disparan y se confunden en una dolorosa danza de tristeza y  dolor,  y en muchos casos optando por ser ocultadas ante la impotencia y la falta de oídos receptivos, asertivos y comprensivos; es muy frecuente escuchar voces de aliento donde equivocadamente se nos anima a seguir adelante, a ser fuertes, a no llorar y a pretender que el tiempo todo lo cura. Lo recomendable es dejar fluir el dolor, recibir la emociones como lleguen, sin juzgarlas, permitiéndonos sentir, contenerlas no ayuda, es enfrentando como logramos superar  pérdidas
El tercer pilar es el racional, como nos equivocamos en la toma de decisiones cuando lo hacemos tempranamente, y como nuestra mente y nuestros pensamientos nos llevan por senderos oscuros y sin aparente salida. Hay que darse un tiempo para todo si queremos superar una pérdida de manera asertiva; ya se ha perdido mucho con lo que ha pasado, no podemos seguir perdiendo más. En los momentos cercanos a la pérdida, se está más conectado a la emoción que a la razón, así que hay que esperar un poco antes de tomar alguna decisión o darle un nuevo norte a la vida.
El cuarto pilar es el social, no estamos solos y nuestra vida en comunidad se afecta de manera representativa, es difícil enfrentar y tolerar los aportes, cuestionamientos y actitudes de quienes están cerca en el ámbito social, laboral y hasta familiar, estos interfieren, desde su desconocimiento,  y en muchos casos dificultan y desconocen la inmensa necesidad de superar pérdidas de manera consciente, dinámica y productiva. 
Y el último pilar es el espiritual, nuestra frecuente pelea con Dios o con la vida, pues “nunca somos mecedores de tan dolorosa experiencia”, llegan momentos de dolorosa confrontación y alejamientos de las prácticas religiosas y en ocasiones contrariamente se ocultan sentimientos reales asumiendo  posiciones muy cerradas enmarcadas en el fanatismo religioso.
Observar la ardua tarea que representa poner orden a estos 5 pilares da respuesta a la pregunta de  "por qué hacer duelos", y nos muestra una manera práctica de superar las pérdidas sin soltar el control sobre nuestra vida.
BY: Luz Beatriz Múnera Arango - Especialista en  duelo. Fundadora de la Fundación Libélula y Fundación Lazos capítulo Medellín.

Nuestra cultura frente a los duelos

Nos encontramos ante una gran barrera cultural que nos aleja de la responsabilidad de hacer duelos, pues nuestra cultura occidental tiene su mirada puesta en aspectos más “prácticos y tangibles”.  
El tema de enfrentar el dolor pasa a un segundo plano para darle paso a la vida cotidiana sin antes hacerse cargo de las secuelas que el impacto de una gran pérdida genera a nivel físico, emocional, familiar, social, laboral y espiritual.
Un caso puntual que nos ilustra al respecto, es ver como instituciones privadas y del estado brindan en algunas ocasiones ayudas a quienes han vivido tragedias ocasionadas por fenómenos naturales, o son víctimas de conflictos; estas familias reciben reparación económica o sus casas son reconstruidas, pero la ayuda psicológica a la que tienen acceso no es la suficiente o adecuada para que estas casas puedan ser habitadas de nuevo por familias funcionales y seres humanos con buena salud mental, física y emocional.   
Es común también ver que en nuestra sociedad  las personas dejen pasar de largo los efectos que causan las pérdidas, dejando a un lado toda emoción contractiva para continuar de manera disfuncional el camino de la vida. Todas aquellas emociones que quedaron guardadas, terminan cobrando factura a través del tiempo, desencadenando situaciones que finalmente se salen de control: divorcios, enfermedades físicas, alcoholismo, drogadicción y hasta suicidio.
Pretender tener una buena salud mental, física y emocional, sin antes resolver sentimientos de culpa, resentimiento, apego, negación, miedos, etc, es casi imposible. Un buen porcentaje de las visitas al nivel primario de salud, tienen que ver con este tipo de emociones guardadas por meses o por años y,  al  pasar el tiempo y cruzarse con otras nuevas situaciones difíciles, se convierten en  grandes detonadores de enfermedades físicas y psicológicas, a veces de manera arrasadora.
Hoy otras culturas permanecen firmes y rigurosas ante los rituales fúnebres, dándoles la importancia que la situación a merita. Mientras que el modernismo que absorbe a nuestra cultura occidental, ha llegado a tal punto de “no conexión con el dolor”, lo cual ha incitado  a las familias a abolir los funerales, limitando el ritual a una ceremonia religiosa y así cerrando espacios de confrontación, comunicación y  expresión  de sentimientos que son válidos y muy necesarios para iniciar un proceso de duelo.
By: Luz Beatriz Múnera Arango - Especialista en  duelo. Fundadora de la Fundación  Libélula y Fundación Lazos, capítulo Medellín