Para enfrentar la pérdida de un ser querido o alguna otra pérdida significativa, no necesariamente hay que visitar a un psicólogo, pues desde nuestra propia naturaleza estamos diseñados para hacerlo en el camino del aprendizaje; pero si es indispensable contar con la información adecuada que nos permita enfrentar este proceso de la manera más clara, consiente y asertiva posible; y una ayuda muy valiosa es el conocer a que nos estamos enfrentando, cual es la situación actual, cual es el trayecto y cual es la meta; en otras palabras cuales son las etapas del duelo.
Si incorporamos las etapas del duelo en el camino de la vida, podremos visualizar el momento evolutivo en que dicho proceso se encuentra, los obstáculos que se presentan y el lugar o la meta a la que nos retamos llegar. Inicialmente ubiquémonos fluyendo por la vida de manera desprevenida, tranquilos y muchas veces desbordados, todo fluye de manera serena y el trayecto se ve despejado; sin esperarlo, aparece en el camino una gran barrera que nos impide seguir, es el momento de la pérdida, el impacto nos tira al piso y nos deja en shock.
Esta es la primera de las etapas del duelo, la negación, hay total incredulidad y una sensación de estar anestesiado, desde allí se pierde el norte y se desdibuja el futuro; lo recomendable aquí, es hacer conexión con las emociones y sentimientos generados y permitirles fluir, auto cuidarse y darse tiempo.
Luego viene la segunda de las etapas del duelo, la aceptación, hora de pararse y continuar, el camino está aún allí, esperando ser recorrido; nos levantamos entonces, miramos hacia adelante pero vemos el trayecto oscuro y gris, está lleno de obstáculos que antes no estaban, la tarea es identificar estos obstáculos, superarlos, trabajar en ellos y resolverlos, esta es la etapa de confrontación, es una etapa dura donde hay que trabajar las emociones y sentimientos si queremos continuar y estar bien. Algunos de estos obstáculos son la rabia, la culpa, la negación, los miedos, el aislamiento social, etc.
Finalmente después de limpiar nuestro camino y fluir por la vida de nuevo, llegamos a la tercera de las etapas del duelo, la reconstrucción, un lugar de madurez y renovación, donde el recuerdo del ser querido es honrado y valorado sin dolor.
El duelo es un proceso renovador, es una oportunidad de reconstruir nuestra vida para vivirla después de la pérdida con nuevos recursos y más consciencia; no enfrentar la pérdida de un ser querido y dejar sin resolver los sentimientos que ésta genera, nos deja sin la posibilidad de crecer y madurar para lograr una vida plena.
Si incorporamos las etapas del duelo en el camino de la vida, podremos visualizar el momento evolutivo en que dicho proceso se encuentra, los obstáculos que se presentan y el lugar o la meta a la que nos retamos llegar. Inicialmente ubiquémonos fluyendo por la vida de manera desprevenida, tranquilos y muchas veces desbordados, todo fluye de manera serena y el trayecto se ve despejado; sin esperarlo, aparece en el camino una gran barrera que nos impide seguir, es el momento de la pérdida, el impacto nos tira al piso y nos deja en shock.
Esta es la primera de las etapas del duelo, la negación, hay total incredulidad y una sensación de estar anestesiado, desde allí se pierde el norte y se desdibuja el futuro; lo recomendable aquí, es hacer conexión con las emociones y sentimientos generados y permitirles fluir, auto cuidarse y darse tiempo.
Luego viene la segunda de las etapas del duelo, la aceptación, hora de pararse y continuar, el camino está aún allí, esperando ser recorrido; nos levantamos entonces, miramos hacia adelante pero vemos el trayecto oscuro y gris, está lleno de obstáculos que antes no estaban, la tarea es identificar estos obstáculos, superarlos, trabajar en ellos y resolverlos, esta es la etapa de confrontación, es una etapa dura donde hay que trabajar las emociones y sentimientos si queremos continuar y estar bien. Algunos de estos obstáculos son la rabia, la culpa, la negación, los miedos, el aislamiento social, etc.
Finalmente después de limpiar nuestro camino y fluir por la vida de nuevo, llegamos a la tercera de las etapas del duelo, la reconstrucción, un lugar de madurez y renovación, donde el recuerdo del ser querido es honrado y valorado sin dolor.
El duelo es un proceso renovador, es una oportunidad de reconstruir nuestra vida para vivirla después de la pérdida con nuevos recursos y más consciencia; no enfrentar la pérdida de un ser querido y dejar sin resolver los sentimientos que ésta genera, nos deja sin la posibilidad de crecer y madurar para lograr una vida plena.
BY: Luz Beatriz Múnera Arango - Especialista en duelo. Fundadora de la Fundación Libélula y Fundación Lazos, capítulo Medellín.
